lunes, 5 de noviembre de 2007

Reinas de Armería en la Feria de Colima

Publicado en Diario de Colima
Domingo 4 de noviembre de 2007

Miguel CHÁVEZ MICHEL*

El día de “Todos Los Santos” es una fiesta religiosa que se celebra el primero de noviembre en los países de tradición cristiana. En ella se venera no solo a los santos que se mencionan en el calendario litúrgico, sino también, a todos los fieles que ya están en el cielo. Su origen data desde el Antiguo Testamento, cuando Abraham llevó a su hijo primogénito ante el Señor y le dijo: “por ti estoy dispuesto a sacrificarlo”. Entonces el Señor le expresó: “Se te hace gracia”; luego Abraham de su rebaño sacrificó un cordero como símbolo de amor y de fe. Por ello, el pueblo hebreo veneraba a sus mártires para rememorar el sacrificio que el padre Abrahán hizo para honrar a Dios.

En Roma durante la persecución realizada por el Emperador Diocleciano (284-305) hubo tantos mártires que no alcanzaban los días del año para conmemorar a todos. Así, a partir del siglo IV surgió la necesidad de una fiesta en común la cual se comenzó a celebrar en diferentes fechas. El 13 de Mayo del año 610, el Papa Bonifacio IV consagró el Panteón Romano (donde antes se honraba a dioses paganos) para ser templo de la Santísima Virgen y de todos los mártires. Fue así que se inicia la festividad para “Todos los Santos”. Gregorio III (731-741) la transfirió al primero de Noviembre. El Pontífice Gregorio IV (827-844) la universalizó a toda la Iglesia Católica.

Por lo que se refiere a la conmemoración de los “Fieles Difuntos”, popularmente llamada “Día de Muertos”, es una celebración cristiana que tiene lugar el día 2 de noviembre, cuyo objetivo es orar por aquellos fieles que concluyeron su vida terrena y según la costumbre religiosa se encuentran aún en estado de purificación.

La práctica de orar por los difuntos también es muy antigua. El libro 2° de los Macabeos en el Antiguo Testamento dice:"Mandó Juan Macabeo ofrecer sacrificios por los muertos, para que quedaran libres de sus pecados"; y siguiendo esta tradición, en la iglesia primitiva se inscribían, en la díptica, los nombres de los hermanos vivos y los muertos por quienes se oraba. La díptica era un libro formado por dos tablas pareadas (plegables).

También para recordar a sus muertos, desde tiempos remotos, nace la costumbre cristiana de visitar las tumbas de sus difuntos, llevar ofrendas florales y rezar por ellos, intercediendo así, para que pronto se encuentren con el Señor en el cielo. La costumbre de celebrar misa por los difuntos se remonta al 2 de noviembre del año 998 cuando fue instituida en el sur de Francia por San Odilón, monje benedictino. En el siglo XIV el Vaticano adoptó esta práctica.

En México, el origen indígena de honrar a los muertos se remonta al período prehispánico en donde era común la práctica de rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento. Los aztecas, poseían un calendario solar que contenía no solo noticias de las fiestas, ceremonias y ritos religiosos, sino también formulas de sortilegios y adivinación. Fragmentaban sus fiestas en fijas y móviles, entre las últimas se contaban las consagradas al sol.

El año lo dividían en 18 meses de veinte días cada uno. Abarcaba un ciclo de 52 años que representaban gráficamente por un círculo en cuyo centro había una imagen del sol y en medio de dicho círculo una serpiente que daba cuatro vueltas sobre si misma, una en cada cuadrante, a cada uno de los cuales correspondían 13 años del periodo de los 52. Cada mes lo dedicaban a una divinidad diferente, de modo que en todos había una fiesta religiosa.

Las festividades del noveno mes eran dedicadas a la celebración de los niños y los parientes fallecidos. Estas fiestas eran presididas por la diosa Mictecacíhuatl, conocida como la "Dama de la Muerte" (se le relaciona con "la Catrina", personaje de José Guadalupe Posada) y su esposo de Mictlantecuhtli, “Señor de la tierra de los muertos”.

En el siglo XVI cuando los conquistadores llegaron a América, se aterraron por las prácticas paganas de los indígenas, y en un intento de convertir a los nativos al catolicismo movieron la fecha del festival autóctono para que coincidiese con las festividades católicas del “Día de todos los Santos y Todas las Almas”. Los españoles combinaron sus costumbres con el festival similar mesoamericano, arraigándose de este modo las tradiciones del actual “Día de Muertos”.

La festividad de los muertos en México está llena de costumbres que varía según la región, entre otras, a las personas les gusta llevar flores, velas, alimentos y hasta música a las tumbas de sus familiares y amigos extintos. Muchas familias hacen “altares de muertos” en homenaje a sus difuntos. Sobre una mesa cubierta con un mantel ponen una fotografía de la persona fallecida y la adornan con flores y algunos recuerdos. También, entre la sociedad mexicana, se tiene la tradición de elaborar composiciones en verso en donde a manera de epitafios se ironiza a personajes vivos o muertos.

Enlazadas por el tiempo y conforme a las tradiciones descritas, en Colima, a la usanza de los primeros años de la colonización, la festividad de “Todos los Santos” también se une al día de los “Fieles Difuntos”. La primera referencia histórica de la fiesta popular más antigua del estado, “se encuentra en un Acta de Cabildo del Archivo Histórico Municipal, fechada en 1572, en la que se registra una querella violenta entre un mestizo y varios indios, precisamente mientras se desarrollaba una procesión ceremonial indígena con antorchas y velas de cera encendidas, a la media noche del 1º de Noviembre de 1572” (Concluye la cita: (http://www.feriadecolima.com.mx).

En la misma fuente se consigna que durante los siglos XVI al XIX esta celebración fue arraigándose a la vida cotidiana de los colimenses hasta convertirse en la fiesta popular de mayor auge en el Estado. También se precisa, que por gestiones del diputado colimense presbítero José María Jerónimo Arzac, el primer Congreso General del País, declaró oficialmente la Feria de “Todos Santos” el 1º de noviembre de 1826. Inicialmente, estas conmemoraciones se desarrollaban en la Plaza Mayor de Colima, frente a la Parroquia (actual Catedral).

Con el transcurrir de los años, la Feria creció y el Jardín Libertad llegó a ser insuficiente, lo que motivó que en 1906 la administración gubernamental de don Enrique O. de la Madrid, dispusiera su traslado a la Alameda o Plaza Nueva (hoy jardín Núñez), donde permaneció 52 años. En 1934 el Gobernador interino José Campero la trasformó en “Feria Regional, Agrícola, Ganadera, Comercial e Industrial del Estado de Colima”. Para representar, en esta festividad, a la belleza de la mujer colimense, la principal innovación de la nueva feria fue la elección de una reina. Le correspondió a María Luisa Bracamontes García el privilegio de ser la primera soberana de nuestro máximo festejo, siendo coronada por el Gobernador Salvador Saucedo.

En 1958 el Gobernador del Estado Rodolfo Chávez Carrillo cambió la Feria del Jardín Núñez a las instalaciones de la Unidad Deportiva “Ignacio Zaragoza”, que funcionaba en los predios en donde años mas tarde, doña Griselda Álvarez construyó los actuales palacios Legislativo y de Justicia. En 1978 el Gobernador Arturo Noriega Pizano la reubicó a los terrenos inmediatos al poblado de la Estancia, en donde actualmente se desarrolla.

Durante los últimos setenta y cuatro años la Feria solo se ha suspendido en cuatro ocasiones, la primera, por el sismo del martes 15 de abril de 1941 que destruyó la mayoría de los hogares y la totalidad de los edificios públicos y templos de la ciudad. A consecuencia de la fiebre aftosa que afectó a la ganadería local y nacional se decidió no convocarla durante los años de 1947 y 1948. La edición de 1959 se canceló debido al ciclón del 27 de octubre que azotó a la costa colimense. Su reina electa la señorita Adriana Sánchez de la Madrid fue coronada hasta el siguiente año (1960).

De 1934 a 1980 se eligieron mediante voto económico cuarenta y dos reinas de la Feria; 37 representantes de Colima, 4 de Tecomán y una de Manzanillo. Dado el potencial económico de los tres principales municipios del estado, la lucha por la Corona siempre resultaba muy competida entre Colima, Manzanillo y Tecomán. A partir de 1981 cambió el sistema de voto económico por elección a través de un jurado calificador, que a partir de este año, entre otros aspectos, se evalúan belleza, cultura y simpatía de las participantes. Con este procedimiento han alcanzado el codiciado centro 28 hermosas damitas: 8 de Colima, 5 de Tecomán, 4 de Armería, 4 de Cuauhtémoc, 3 de Comala, 1 Manzanillo, 1 de Minatitlán, 1 de Villa de Álvarez y una representando a la Universidad de Colima.

La primera vez que Armería concurrió a este certamen fue en 1981 en donde nuestra enviada Martha Elena Contreras Álvarez fue Corona Princesa, resultando reina la embajadora del Municipio de Colima Alicia Ochoa Verduzco (Alicia II). Del año 2000 a 2008 se han elegido 8 reinas: 4 de Armería (Elvira Lizet I, Jania Astrid I, Grecia I y Laura Karina I); 2 de Comala (Erika Edith Espinoza González y Ma. Guadalupe de la Luz Villalobos); 1 de Colima (Linda Marisol Cruz Sánchez) y una de Cuauhtémoc (Fátima Guadalupe Hernández Rangel).

Elivira Lizet Orozco Cabrera fue la primer soberana representante del Municipio de Armería. Elivira Lizet I Resultó electa en un certamen realizado en el Auditorio Elías Zamora Verduzco de la población de Cuauhtémoc. Fue coronada por el Lic. Fernando Moreno Peña el 28 de octubre del año 2000. Es hija de los señores Tomás Orozco Aguirre y Elsa Berenice Cabrera Pérez. Sus abuelos maternos son Benjamín Cabrera Álvarez y Bertha Pérez Ochoa. Le sobrevive su bisabuela, mi tía Elvira Ochoa Chávez, viuda de Emilio Pérez Alcocer.

Jania Astrid Álvarez Mora, nieta de don Víctor Mora Nolasco es hija de Arturo Álvarez Zamora y de Ma. Mercedes Mora García. Después de una reñida competencia escenificada en el módulo del gobierno del Estado Jania Astrid I fue coronada el 19 de octubre de 2004 por el prof. Gustavo Alberto Vázquez Montes.

La elección de Grecia I (Grecia Pineda Espíritu) se realizó en el Casino de la Feria y fue coronada reina por el Lic. Jesús Silverio Cavazos Ceballos el 28 de octubre de 2006. Sus padres son Adolfo Pineda Sotomayor y Bertha Alicia Espíritu Macías. Sus abuelos maternos son Gonzalo Espíritu Ruelas y Ma Soledad Macías Ramírez. Es sobrina de la expresidenta Municipal de Armería Profa. Rosa María Espíritu Macías.

En la edición 2007, la representante del Municipio de Armería, por segunda ocasión consecutiva alcanza el anhelado cetro en la persona de Laura Karina Jara Barajas (Laura Karina I), su elección se llevó a cabo en el Casino de la Feria el 21 de octubre y fue coronada el sábado 27 del mismo mes por el Lic. Lic. Jesús Silverio Cavazos Ceballos. También recibió los títulos de señorita fotogenia y señorita Elegancia. Laura Karina I, es hija del matrimonio formado por el señor J. Refugio Jara López y la señora Ma. Guadalupe Barajas Carrillo.

En la solemne ceremonia de coronación, a invitación del Presidente Municipal de Armería mi amigo el licenciado Juan Manuel Covarrubias Leyva, tuve el privilegio de resaltar su belleza a través de la siguiente alocución:

“… Armería, remanso, promesa y esperanza de sus hijos se engalana, porque hoy, nuevamente, una de sus más preciadas infantas es coronada reina del máximo festejo que unifica a todo el colectivo colimense y que anualmente celebramos con entusiasmo y emoción. Así, desde lo más profundo de mis sentimientos, es para mi un alto honor, alzar mi voz, para proclamar desde oriente hasta occidente, cruzando por septentrión y mediodía, este “pregón” dedicado en tu honor, hermosa soberana.

Tú señorial nombre de Laura, simboliza triunfo y victoria. El de Karina, representa a la bien amada. Luego entonces, además de victoriosa y bien venerada, con tus títulos de fotogenia y elegancia más tus signos de simpatía y vocación de triunfo, seguros estamos, que serán la fuerza, para hacer brillar en todo su esplendor, fineza y elegancia a la mujer colimense que se enorgullece con tu encantadora hermosura.

Por ello, aquí y ahora, las anteriores soberanas, con su gracia, simpatía y amor por esta fértil tierra costeña, asisten a tu coronación para honrar las ricas tradiciones de nuestro pueblo. Todas ellas, con humildad y señorial solemnidad, en su reinado prestigiaron y enaltecieron a Colima. Con su talento y trabajo, nuestra Feria se ha convertido a lo largo de los años en uno de los espacios más importantes para la difusión y promoción de nuestros usos y costumbres en donde se fomenta y confirma nuestra identidad y sentido de pertenencia.

Nuestro pueblo se abre en estos días a la alegría, a la fraternidad y a la esperanza. Cada edición, con la participación de muchas instituciones y personas, impulsa nuevas fortalezas agrícolas, ganaderas, industriales y comerciales. En su sentido más amplio, también nuestros centros educativos promueven nuestra cultura y consolidan nuestros valores.

En esta tesitura, hermosa soberana, seguros estamos que cumplirás con tu nueva encomienda. Con la tenacidad de tu esfuerzo, la luminosidad de tu inteligencia, la perseverancia de tus ilusiones y el valor de tu entereza, sin duda alguna, llevarán a nuestro tradicional festejo, a nuevos estadíos de familiar convivencia y fraternal armonía.

Hago votos para que alcances tus sueños que te llevarán al éxito en esta nueva etapa de tu vida y recuerda que con la ayuda de Dios y de tu familia llegarás muy lejos. ¡Adelante y enhorabuena!. Felicidades reina mía. Salud…”

*El autor es miembro del Consejo Estatal de la Crónica, la Asociación Colimense de Periodistas y Escritores, y la Asociación de Cronistas de Pueblos y Ciudades del Estado de Colima.

chavezmichel@colima.com
chavezmichel@gmail.com

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