viernes, 9 de mayo de 2008

(1) Armería, pueblo forjado por infatigables luchadores

(Primera de dos partes)

Publicado en Diario de Colima
Domingo 24 de febrero de 2008

Miguel CHÁVEZ MICHEL*

Con oficio número 160 fechado el diez de marzo de mil novecientos setenta y cinco, el H. Ayuntamiento Constitucional de Armería por conducto de su presidente don Salvador Mora Nolasco y quien esto escribe con el carácter de secretario, solicitamos al H. Congreso del Estado la celebración de una sesión solemne en la cabecera municipal para conmemorar la fundación de nuestro pueblo. La petición fue aprobada el cuatro de abril del mismo año. Correspondió al oficial mayor del Congreso Prof. Mario Enríquez Casillas y al autor de esta columna coordinarse para organizar la logística del evento.

Así, el martes 29 de abril de 1975, a partir de las doce horas con treinta minutos, en el entonces “Cine Armería”, declarado recinto oficial para ese fin, se verificó la sesión solemne del H. Congreso del Estado para conmemorar el XL aniversario de la elevación a la categoría de pueblo la ranchería de Armería. No obstante el día y el horario, la butacas del inmueble fueron insuficientes para instalar a la distinguida concurrencia, integrada entre otros, por invitados de los diez municipios del estado, ex-presidentes municipales y de la H. Junta Municipal, autoridades locales, líderes agrarios, agricultores, empresarios y descendientes de sus iniciales avecindados.

Dirigió la sesión su diputado presidente Pedro Polanco Montero, apoyado por los diputados secretarios Agustín González Villalobos y Mercedes García Silva. Además estuvieron presentes los diputados Ismael Aguayo Figueroa, Jorge Salazar Rodríguez, Ramón Castañeda Bazavilvazo y Armín Núñez Meza. Con la representación del Gobernador Arturo Noriega Pizano asistió el Secretario General de Gobierno licenciado Miguel Gómez Guerra Morales. También presidieron el Lic. Rafael Trejo Ochoa, Presidente del Supremo Tribunal de Justicia y el Presidente Municipal don Salvador Mora Nolasco.

Fuimos tres los oradores oficiales. El diputado Armín Núñez Meza presentó la exposición de motivos, y entre otros discernimientos, puntualizó el interés de los legisladores por celebrar sesiones fuera del recinto parlamentario a efecto de acercarse a la población a través de eventos conmemorativas de hechos históricos y cívicos. Por invitación del Congreso, el profesor Juan Oseguera Velázquez dirigió un elocuente discurso referente a la historia de Armería. Finalmente, me correspondió el alto honor de agradecer a los legisladores la distinción efectuada a nuestra comunidad y con la representación del honorable cabildo me permití solicitar que nuestro pueblo fuera elevado a la categoría se ciudad.

Por el valioso caudal de datos que contiene y en homenaje al maestro Juan Oseguera Velázquez, en dos partes, trascribo textualmente su discurso:

“…Señoras y señores. Hoy, hace 40 años, el H. congreso del Estado de Colima, elevó a la categoría de pueblo, la antigua hacienda de Armería donde la geografía ha sido escenario del desarrollo de culturas primitivas, sucesos de la conquista, la colonia, la independencia, la reforma y la revolución mexicana.

Nos hemos reunido aquí, para celebrar ese hecho histórico, concientes de que el nacimiento de un pueblo, tiene una larga gestación. El de Armería afianza su raigambre de nuestras auténticas razas aborígenes, para a través del tiempo, irse conformando hasta llegar a poseer una fisonomía genuina y característica, entre los pueblos costeños del occidente de México.

Armería no es un pueblo mas, tiene una personalidad y una historia única y como el árbol que se nutre de múltiples y vigorosas corrientes, tiene ya un presente pleno de realizaciones y un futuro halagador.

La historia antigua señala a Armería, como el lugar donde fueron detenidos los Otomíes que venían de la mesa Central, por otras tribus procedentes del sur. Prueba evidente de lo propicio que fue esta zona para los aborígenes, desde la etapa de pescadores y recolectores, hasta la de pueblos sedentarios, es la gran cantidad de tumbas y cerámica extraída de su suelo, que ha ameritado estudios científicos y su clasificación como “periodo Armería (y Colima)” entre los años 850 y 1250, destacando por su importancia el llamado “complejo periquillo”, de 1250 a 1521, relacionándolos, el primero con la cultura tolteca y el de periquillo con los mexicas.

Durante la conquista, sus habitantes debieron engrosar las filas de los aguerridos tecos, que cayeron luchando heroicamente en Alima y en el propio “palenque de Tecomán”, defendiendo el señorío de Coliman en 1523.

Después de fundar la primitiva Villa de Colima en Caxitlán, el conquistador Gonzalo de Sandoval pasa por aquí y localiza los fondeaderos de Santiago y Salagua, que a partir de 1535 utilizara Hernán Cortés para sus expediciones a las Californias. Fue a partir de esos años, el paso obligado de los peninsulares para sus aventuras marítimas en la búsquedas de las amazonas, conquistar más pueblos o combatir a los corsarios, que durante la colonia incursionaron en estas latitudes. También pasaban los indígenas, pero éstos generalmente en calidad de tamemes, sobre todo cuando llevaron las jarcias, áncoras y arreos para armar las naves en que zarparon los adelantados Urdaneta y Legazpi, a la conquista de las Filipinas en 1564.

Una cita antigua de esta zona, la encontramos en la “Relación” del Lic. Lebrón de Quiñónez de 1554, cuando menciona a Cuyutlán sitio de gran tradición, como productor de sal desde la época precortesiana y balneario de mar abierto de todos los tiempos. Ya en los albores de la independencia y aprovechando su estancia como Cura de la Villa de Colima en 1792, Hidalgo se recreaba visitando el citado balneario.

La lucha del hombre por dominar el medio, tratando de resolver el problema que representaba el entonces caudaloso río Armería, se inicia con la construcción de un puente en 1850, que fue arrasado al año siguiente. Años después se construyó otro puente con los mismos resultados. En 1889 se concluyó el del ferrocarril, que en igual forma fue destruido por la gran avenida que ocasionó el ciclón en 1906, pero luego se reconstruyó para dar servicio hasta la fecha. El puente de la carretera se inauguró en 1954, lo destruyó el ciclón en 1959 y fue puesto en servicio nuevamente en 1962.

Las aguas de este río trataron de aprovecharse como medio de transporte fluvial, iniciándose la construcción de un canal en 1874, para encausarlas a la laguna Cuyutlán. Esta obra no se realizó, sin embargo sí funciono a partir de 1871, el pequeño vapor “Colima”, que navegaba 36 kilómetros por la laguna, entre Manzanillo y Cuyutlancillo, suspendiéndose ese servicio en 1882, al inaugurarse el tramo del ferrocarril a Armería.

Otro proyecto fantástico, es el publicado por el gobernador J. Trinidad Alamillo (1911-1913), para desecar la laguna de Cuyutlán y sembrar 10 millones de palma de coco.

La comunicación que existió con Manzanillo hasta 1908, en que el Presidente Díaz inauguró el ferrocarril, fue la arriería por el legendario “Camino Real de Colima”, trazado por la orilla sur de la laguna, vadeaba esteros, cruzaba el río siguiendo por su margen derecha hasta el mesón de Caxitlán, la hacienda del Rosario y continuar hacia el norte por la cuesta de Jala a Coquimatlán y Colima, para seguir al interior del país.

La tenencia de la tierra pasó de la encomienda a los Jesuitas, luego la adquirió el Conde de Regla Don Pedro Romero de Terreros y para 1807, Cuyutlán y la Estancia de La Armería, era de su nieta la Marquesa de Herrera. Finalmente, a principios de este siglo perteneció a Doña Isaura Vidriales y de allí siguió el reparto ejidal.

Otro predio ligado a la historia y geografía de este lugar es San Andrés Periquillo, con origen similar, pero para 1875 y hasta 1903, fue propiedad del ameritado Gral. Ángel Martínez, quien sembró en Santa Rosa la primera huerta de cocoteros. Pasó en el citado año a manos de tres médicos norteamericanos, como Sociedad Industrial Agrícola de Paso del Río, S.A. para evadir los preceptos constitucionales. Allí se impulsó la ganadería de bovinos herford y en 1910, trajeron colonos italianos para sembrar palmas de coco a contrato. Ellos fueron los señores Stephano Gherzi, Octavio Machetto, Reinaldo Gualino, Juan Mantelero, Eugenio Belleando, Santiago Antongniotti, Albino Copy y otros. Gherzi intrigó y eliminó a sus paisanos quedando como administrador general; luego argumentando pérdidas durante la revolución, logró que el juzgado adjudicara en su favor la hacienda, que pertenecía a los herederos del Dr. Alberto J. Oschener.

El aprovechamiento que hizo de esa finca el Sr. Gherzi, fue a base de la explotación del hombre, no de la tierra. Integró la supuesta Compañía Occidental Fraccionadora de Terrenos, S.C.P.A., y obtuvo una concesión de inafectabilidad ganadera por 25 años, a partir de 1943, para seguir eludiendo la ley agraria durante más de cuatro décadas. Allí imperaba el viejo sistema porfirista de la tienda de raya, peones acasillados y guardias blancas; la monotonía del trabajo de sol a sol, cuadros de miseria en rústicas cabañas, con hijos macilentos, desnutridos, enfermos, presas del paludismo.

Fue el reparto agrario el que marcó el inicio del progreso de esta planicie costera; primero se fundaron los ejidos cuyutlán y Armería en 1925, el Independencia en 1929, recibiendo su dotación hasta 1931. El pelillo y Nuevo Cuyutlán, datan de 1952 y 1959 respectivamente. Encontramos ligados a la historia de esos grupos, entre otros, los nombres de Leonardo Jaramillo, Rosendo Corona, Rafael Aguilar, Víctor Mora, José Ríos, Eleno Amador, Francisco Andrade y María Ventura Ruelas. Considero que son pocos los pueblos de México como éste, donde existen cinco ejidos. También juzgo que no abundan las comunidades, donde se hayan conjugado como aquí, los factores fisiográficos y humaos; es decir, contar con magníficos recursos naturales: suelos privilegiados, agua rodada y ecología adecuada, pero sobre todo el elemento humano, el hombre de campo, dispuesto a vencer y modificar el medio geográfico, sembrando la tierra con cultivos perennes, con créditos otorgados por el gobierno federal.

En periquillo, como parte de la burla que se hacía de la ley la hacienda formó un ejido blanco en 1939, con 26 campesinos que a la postre se liberaron. Correspondió en 1958, al diputado federal Roberto Pizano Saucedo, plantear la urgente necesidad de repartir ese latifundio, al candidato Presidencial Lic. Adolfo López Mateos, en la recepción que le tributará el pueblo de Manzanillo. La promesa que allí hizo, la cumplió como Presidente, al expedir el decreto del 6 de diciembre de 1960, declarando nulos los acuerdos de inafectabilidad sobre ese fraccionamiento simulado, señalando a las dependencias respectivas, la conveniencia de explorar en forma colectiva el Nuevo Centro de Población Cofradía de Juárez, que cuenta con 19,212 hectáreas para 780 ejidatarios, agrupados en 15 sociedades locales de crédito.

Queda allí como un cáncer y un reto a la reforma agraria, el problema de Rincón de López, acto típico de paracaidismo, que el H. Ayuntamiento de Coquimatlán trató de legalizar con apoyo a la Ley de Tierras Ociosas; pero después de los 14 años, no ha sido posible que se regularice esa posesión, originada como protesta por la existencia de un latifundio simulado, problema que ha originado la pérdida de muchas vidas.

El incremento demográfico de esta zona, fue paralelo a la integración de los ejidos. En la hacienda de Armería, que en 1921 solamente había 5 ranchos con 40 personas, para 1930 aumentaron a 178, en 1936 sumaban mil 500, en 1950 fueron tres mil 572, en 1960 se cesaron cuatro mil 852 y en 1970 llegaron a los diez mil 513, estimándose que a la fecha rebasan los quince mil pobladores. Sin embargo, la causa que determinó el aumento de su población, se debió a que los vecinos de Cuyutlán, con motivo del maremoto del 22 de junio de 1932, se vinieron a radicar a este lugar, siendo necesario en 1934, planificar lo que sería el pueblo de Armería, al expedir el Congreso local el decreto del 29 de abril de 1935…”

Continuará el próximo domingo…

*El autor es miembro del Consejo Estatal de la Crónica, la Asociación Colimense de Periodistas y Escritores, y la Asociación de Cronistas de Pueblos y Ciudades del Estado de Colima.

chavezmichel@colima.com
chavezmichel@gmail.com

No hay comentarios: