lunes, 4 de febrero de 2008

(2) Biblioteca Pública: “1972 Año de Juárez”

(Segunda y ultima parte)

Publicado en Diario de Colima
29 de octubre de 2006
Miguel CHÁVEZ MICHEL*

En una ocasión, preocupados, porque algunas de nuestras gestiones no se resolvían con el apremio que nuestra inexperiencia y juventud nos demandaba, mi maestro y diligente amigo el Prof. Filberto Vargas Tentory, quién fuera Director Federal de Educación en los Estados de Colima y Jalisco y posteriormente Director General de Educación Primaria en la Secretaría de Educación Pública, de visita en casa de mis padres y enterado de las actividades que veníamos realizando, recuerdo que con sutil agudeza, entre otros buenos consejos, nos aleccionó, con las siguientes expresiones: “No por mucho madrugar amanece más temprano… las tareas que trascienden, son aquellas que se materializan con pequeñas acciones… las grandes obras se edifican por etapas; luego entonces, en ningún tiempo, ya sea por prisa, ímpetu o desesperanza, salten del primero al tercer peldaño. Con astucia, inteligencia, paciencia y perseverancia, avancen paso a paso, escalón por escalón, hasta alcanzar la altura deseada”.

Y así fue. Para lograr nuestra proyectada biblioteca, primero, nos integramos en Asociación Cultural Estudiantil de Armería. Luego, a través de un proceso ampliamente participativo e incluyente nuestras actividades se orientaron al acopio de libros. Posteriormente, nuestras energías se canalizaron para procurar un local adecuado para los fines en comento, encontrando, como quedo descrito en mi anterior colaboración, la amplia comprensión y decidido apoyo del Padre Isaías de la Cruz Vergara. Y por último, gracias a los buenos oficios del gobernador Pablo Silva García, el Sr. Miguel Ángel González, Gerente de la cervecería Corona en Colima, donó el mobiliario para la sala de lectura. Nuestra siguiente etapa, lo fue, definir el nombre que llevaría la biblioteca y acordar con el ejecutivo estatal la fecha para su inauguración.

Muchas fueron las horas que dedicamos a dialogar para ponernos de acuerdo referente el nombre de la biblioteca. Las primeras propuestas, fueron impulsadas para testimoniar nuestra gratitud de alguno de los fundadores y/o forjadores de nuestro pueblo, y para no herir susceptibilidades, especialmente, entre nuestras familias, optamos por rechazar esta vertiente. En seguida, se analizaron las opciones sobre diversos nombres de nuestros héroes, línea que también fue objetada, aduciendo que las escuelas y calles del pueblo cumplían ese cometido. Finalmente, por iniciativa de Ignacio González Diego (a) “el diablo” consentimos en que debería denominarse Biblioteca Pública: “1972 Año de Juárez”.

Con relación a los antecedentes y posteriores razones que motivaron esta decisión, el ingeniero Ignacio Hoyos García nos comenta: “con motivo del primer centenario del fallecimiento de don Benito Juárez, por decreto del presidente Luis Echeverría Álvarez, 1972, fue declarado “Año de Juárez”. En ese contexto, se integró a nivel nacional una comisión responsable de los eventos que se efectuarían para honrar la memoria del patricio. Don Guadalupe Zuno Arce, padre de doña Esther Zuno de Echeverría, algo tenía que ver en esa importante comisión. A nivel local, la presidió el gobernador Pablo Silva García. Así, en primera instancia, con el ánimo de vincularnos con los eventos cívicos y culturales del momento, nos pareció buena la idea de enaltecer, con ese nombre, a nuestra biblioteca. Además de lo anterior, acordamos que llevara la denominación de “1972 Año de Juárez” para dejar constancia, y a su vez, que no se nos olvidara el año en que la habíamos fundado”.

Como parte de una gira de trabajo que realizó por el Municipio de Armería el gobernador Pablo Silva García, en junio de 1972, fue inaugurada la “Biblioteca Pública: 1972 Año de Juárez”. Para la fotografía del recuerdo, posamos además del gobernador y el Presidente Municipal J. Félix Delgado Velásquez, los siguientes fundadores Ignacio Hoyos García, J. Félix Manzo Llorentes, Horacio López Haro, Santiago Estrada Trujillo, Octavio Michel Retolaza, Víctor Sedano, Guillermo Gómez Pantoja, Efraín Ivón Pérez Ochoa, José Ángel Arellano Beltrán, Rigoberto y Javier Granados, Ignacio y Abel González Diego, Antonio, Adolfo y Luis Bustos, Rosendo Gallegos Romero, Gustavo Ramírez Rodríguez, Armando Mora Sánchez, Elías García García, Juan Vélez Morelos y quien esto escribe.

En nuestro largo peregrinar por oficinas y dependencias nos pasaron muchos incidentes, por solo citar un ejemplo, Ignacio Hoyos García nos recuerda el susto de su vida: “con el propósito de entrevistarnos para solicitarle apoyo para nuestra biblioteca, Guillermo Gómez Pantoja y un servidor, fuimos al domicilio particular de Don Guadalupe Zuno Arce, en Guadalajara, y como llegamos ya tarde, serían cómo las nueve de la noche, tocamos y nadie salía, y se nos hizo fácil abrir la puerta e hicimos el intento de entrar y en eso, no sé de donde, salieron muchos guaruras con armas de alto poder y nos sacaron un tremendo sobresalto, la parte buena del suceso, es que conseguimos una audiencia”.

Precisamente, por consejo de Don Guadalupe Zuno Arce, se tramitó el registro de nuestra biblioteca ante la dirección nacional de bibliotecas de la Secretaría de Educación Pública. Se giraron oficios a los gobiernos de todos los estados y las embajadas acreditadas en México solicitándoles material bibliográfico. La mayoría contestó enviándonos libros y revistas. Las representaciones diplomáticas de China y la entonces Unión de Repúblicas Socialistas (URSS) fueron las que más nos favorecieron con sus publicaciones.

Aquí, con afecto y gratitud recordamos a nuestra primera bibliotecaria Cristina Gil Trujillo, quién por cierto, por más de dos años, colaboró sin remuneración alguna. Ante esta insuficiencia económica, el Ayuntamiento que presidió Don Salvador Mora Nolasco, aprobó solicitar al H. Congreso del Estado, para que en el presupuesto de egresos del municipio de 1975, se incluyera una compensación para la referida bibliotecaria. Gracias a este generoso gesto de nuestras autoridades locales, a partir de ese año, se contó con ese invaluable apoyo. Cabe tambien precisar, que en esa época, era facultad de la legislatura local, aprobar los presupuestos de egresos de la totalidad de los ayuntamientos del Estado.

Con la inauguración de la biblioteca no se interrumpieron las actividades de la Asociación Cultural Estudiantil de Armería, por el contrario, se impulsaron. Así en la “segunda semana cultural y deportiva” (1972), con donativos y recursos provenientes de diferentes actuaciones, se adquirieron una mesa de ping pong y varios juegos de ajedrez y dominó. A partir de estas vivencias, el antiguo colegio de niñas “Sor Juana Inés de la Cruz” fue el principal centro de reunión, esparcimiento y desarrollo cultural del pueblo. Para estas perseverancias, siempre contamos con el respaldo y complaciente beneplácito del padre Isaías de la Cruz Vergara que permanentemente convivía con nosotros.

Nuestras inquietudes eran muchas y más las ganas de trabajar. Para clarificar este capítulo Ignacio el Hoyos García nos relata: “Alguien muy importante en el grupo fue Ignacio González Diego (a) “El Diablo”, era un cuate tremendo, muy activo y laborioso, sin discusión, puedo afirmar, que fue la bujía que nos movía a todos. Me acuerdo que cuando nos expandimos en el colegio de niñas con actividades culturales y deportivas, a su insistencia, una tarde fuimos al centro de bienestar social del IMSS en Tecomán para solicitarles apoyo para proporcionar algunas clases para las damas. Y justo es reconocer, que gracias a sus amistades y tenaces entusiasmos, sin mayores indagaciones nos contestaron -nosotros tenemos programas que pueden ir de la mano con sus actividades, ustedes ponen las instalaciones y promocionan los eventos y el IMSS pone los instructores-. Aceptada la oferta, al día siguiente, llegaron dos estufas, una mesa de trabajo y seis máquinas de coser. A la semana posterior, para sorpresa del padre Isaías, a quién no habíamos consultado para esta nueva utilización del inmueble, iniciaron, con bulliciosa participación de muchas damitas, las clases de cocina, repostería y costura.

Para congratularnos con el padre Isaías, por el anterior incidente, a su invitación, consentimos que la biblioteca fuera utilizada, por las noches, por el grupo de alcohólicos anónimos (triple AAA) que venía promoviendo y alentando. También, por sugerencia del Dr. Cipriano Jiménez Núñez iniciamos la creación de un dispensario médico, y que por otras circunstancias, no planeadas, resulto ser el antecedente de la Delegación Armería de la Cruz Roja Mexicana. Pero este, será tema de otra colaboración.

Durante la gestión municipal del Prof. Salvador Virgen Orozco (1983 – 1985) nuestra biblioteca se municipalizó. En efecto, en 1985, siendo Director de Obras Públicas nuestro ex dirigente juvenil y amigo Ignacio Hoyos García, por acuerdo del cabildo, la biblioteca pasó a su administración y cambio de sede al inmueble ubicado en la esquina formada por las calles Chihuahua y General Manuel Álvarez, en donde actualmente funciona. El gobierno municipal consintió en que continuara con su nombre original: “Biblioteca Pública 1972 Año de Juárez”. Lamentablemente, otra administración posterior, tal vez por desconocimiento de su origen, le borró el año de su fundación y solo le dejó el de “Año de Juárez”. Estoy convencido que nuestro amigo licenciado Juan Manuel Covarrubias Leyva le restituirá su nombre inicial.

*El autor es miembro del Consejo Estatal de la Crónica, la Asociación Colimense de Periodistas y Escritores y la Asociación de Cronistas de Pueblos y Ciudades del Estado de Colima.

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