sábado, 1 de marzo de 2008

1959-1967 Ocho años de progreso constante

Miguel CHÁVEZ MICHEL*

Publicado en Diario de Colima
El 8 de julio de 2007

POSTERIOR al ciclón de mil novecientos cincuenta y nueve el entonces pueblo de Armería transitó, gracias al vigoroso potencial de su agricultura, por una de sus mejores etapas. En efecto, de 1959 a 1967, se decía, que todos los ejidatarios eran ricos y que el reparto agrario, junto con la osadía y el temple de la fuerza de trabajo de los hombres y de las mujeres del campo, eran el principal motor que movía la economía de la costa colimense.

Durante este período fueron presidentes de la H. Junta Municipal de Armería Don Francisco Andrade Colmenares, Crispín Campos Enciso, J. Jesús Vaca Farías y Eusebio Michel Rincón. Todos ellos, ciudadanos trabajadores, responsables y comprometidos con un pueblo, que con visión y trabajo, edificaban las bases para alcanzar la codiciada categoría de Municipio.

En esta etapa de nuestra historia local, se construyó el primer pozo profundo, un tanque de almacenamiento en el “cerro de la cruz” y una nueva red de agua potable. Se electrificó a toda la población y se colocaron luminarias para el alumbrado público; se cambió el tianguis-mercado de la calle puebla al lugar en donde posteriormente fue construido el actual edificio por el gobierno de Don Rosalío González Espinosa. El rastro que se localizaba es la esquina formada por las calles Cuauhtémoc y Matamoros, en donde actualmente se ubica la fábrica de hielo de Don Rafael Ascencio Bautista, fue reubicado, fuera de la población, por la carretera a la capital del estado.

El viejo edificio de la escuela federal “Revolución” fue demolido y en su lugar se construyó el “Centro Escolar Presidente Adolfo López Mateos”; entre las calles Chihuahua y 5 de mayo, se edificó el “Centro de Salud”. Se inauguró una sucursal del entonces “Banco de Colima” siendo su primer Gerente Don Juan G. Rincón y Cajera-Contador Lucila Mendoza (posteriormente contrajo nupcias con el prof. Druso Alfonso Escalante Petra) y se inició la construcción de la carretera al Balneario El Paraíso.

También se inauguró una modesta clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social, la cual, funcionó por muy corto tiempo por la calle Nayarit frente a la notaria de la Parroquia y luego se cambio por la avenida Manzanillo No. 5 en una casa propiedad del Dr. Cipriano Jiménez Núñez. Si mal no recuerdo, entre el personal que atendía los servicios se encontraban como director el Dr. José Espinosa Blake; administrador Don Sergio Arias Luna; enfermera Felipa Ruelas Jaramillo y chofer de la ambulancia Nivardo Herrera Linares.

1961, fue un año electoral en el que, siendo un adolescente, por primera vez, acompañando a mi padre Miguel Chávez Vega, en diferentes eventos, tuve contacto directo con la clase política de la época. En este marco de amistades de mi padre, me acuerdo, de Don Javier Mata Vargas que fue presidente municipal de Manzanillo (1956-58) que siempre se encontraba acompañado del que fuera su secretario del ayuntamiento prof. Aquileo Díaz Virgen. Entre otros, también conocí al prof. Manuel Bonilla Valle, que concluyó cómo presidente municipal el período de Don Miguel Sandoval Sevilla. En los comicios de ese año, fueron electos, gobernador del estado, para el período 1961-67 el licenciado Francisco Velasco Curiel; diputado federal por el segundo distrito el licenciado Alfredo Ruiseco Avellaneda (1961-64), diputado local por el séptimo distrito con cabecera en Manzanillo Antonio Suárez Origel y Presidente Municipal de Manzanillo el Prof. Benito Rincón López.

La llegada del Prof. Benito Rincón López a la Presidencia Municipal de Manzanillo (1962-64) cambio la vida de un hombre honesto y trabajador cómo lo fue Don Jesús Vaca Farias. Efectivamente, Don Jesús Vaca paisano y amigo de la infancia de Benito Rincón, en la década de los cincuenta, en unión de otros distinguidos ciudadanos originarios de Tepames cómo Don José Ríos Barbosa y Eleno Amador Andrade se estableció en Armería. Vivió por la calle Chihuahua No. 70 y su principal actividad era la compra-venta de coco y copra.

Don “chuy”, como le decíamos todos, era un comerciante admirado y exitoso. Con estos antecedentes, el ayuntamiento de Manzanillo lo designó Presidente de la H. Junta Municipal de Armería para el período 1962-64. Su nombramiento, sin dificultades, fue aceptado con beneplácito por la mayoría de ejidatarios y avecindados y de inmediato, cómo era su costumbre, de tiempo completo se puso a trabajar en esta nueva encomienda, a tal grado, que abandonó por completo sus negocios particulares.

Entre sus primeras actividades fue la adquisición de un vehículo para la recolección de la basura. Concluyó la edificación de la H. Junta Municipal y que posteriormente fue el inmueble sede de la Presidencia Municipal, hasta la administración de la Profa. Rosa María Espíritu Macías, que construyó el actual edificio.

Durante su gestión se inauguró la nueva red de agua potable y el primer pozo profundo para su abastecimiento. Esta perforación se localizaba en la parte posterior del edificio que alberga la actual la Biblioteca Pública “Año de Juárez”. La obra de mayor trascendencia y que le costo dilapidar su capital y la pérdida de sus negocios particulares, fue la construcción del centro escolar “Presidente Adolfo López Mateos”. De muchos es conocido, que en más de una ocasión, motivado por la importancia de la obra, con recursos de su propio peculio, pagaba las facturas de proveedores y las listas de raya de los trabajadores, sumas que jamás recuperó. En colaboración posterior abundaré sobre este particular.

Entre los servidores públicos que acompañaron en su gestión a Don Jesús Vaca Farías, recuerdo con particular estimación a su diligente y atenta secretaria Consuelo Fierros Villa, que diariamente me expedía las “guías” para que mi padre pudiera enviar a Don Liberato Valencia (Comala) las pieles de res y cerdo. El caballeroso Jesús Canales Galindo se desempeñó como oficial recaudador, en tanto que, el señor Cornelio Fernández Flores era el chofer del carro del aseo público

La Comandancia de la Policía estuvo a cargo de Don Cayetano P. Mendoza y el médico de la sección sanitaria lo fue el Dr. Salvador Gómez Guerra, este último, puntualmente asistido por la enfermera Josefina Flores de Farias. Por el amplio conocimiento que tenía en el área, que casi lo hacía imprescindible, fue ratificado cómo responsable del panteón el popular “perico” Manuel Salcedo Cárdenas, quien por cierto, se desempeño en este cargo, hasta su muerte.

Uno de los mejores jardineros que ha tenido Armería lo fue Don Ricardo González Sánchez que plantaba y cuidaba con especial esmero, hermosos rosales. Por cierto, entre otras picardías de la época, los jóvenes simulábamos pleitos entre padillas para distraer a Don Ricardo y robarle las flores. Lo que más le incomodaba, es que apedreáramos los frondosos mangos.

En 1964, dada la cercanía de mi padre con los actores políticos de Manzanillo, viví muy de cerca la elección presidencial en que resultó electo Presidente de la República el licenciado Gustavo Díaz Ordaz (1964-70). Recuerdo que a su paso por Armería, conocí por primera vez a un candidato Presidencial en campaña y lo que más me quedó gravado fue una cuarentena de autobuses “tres estrellas de oro” que conformaban su comitiva. Sin poder precisar el día, el candidato fue recibido en la confluencia de las avenidas Cuauhtémoc y Progreso, en lo que era el principal centro de la población.

En este acto político conocí al Ingeniero Jesús Robles Martínez y Alfredo Ruiseco Avellaneda, que en esa elección, eran candidatos a senadores. También observé la amabilidad con que trataban a mi padre el Capitán Rafael Cordera Paredes, que se decía amigo de mi tío Gilberto Chávez Vega, y Don Herminio Málaga Rojas, el primero candidato a diputado federal y el segundo a diputado local.

Para sustituir al profesor Benito Rincón López, entre los meses de octubre y noviembre del mismo año, resultó candidato a presidente Municipal de Manzanillo Don Luis García Castillo. Durante su gestión, fue designado Presidente de la H. Junta Municipal de Armería Don Eusebio Michel Rincón (1965-67), hombre educado, discreto, honesto y generoso. Su designación fue aplaudida por todos los sectores sociales del entonces pueblo de Armería.

Entre las obras de mayor relevancia de este trienio, destacan entre otras, la construcción de los edificios de la escuela secundaria número dieciséis, la comandancia de policía, el centro de salud, un parque infantil que funcionó en lo que hoy es el Auditorio Prof. Rubén Tinoco Alcantar y la carretera al Balneario El Paraíso. Además de estas aportaciones al patrimonio del pueblo, desde mi particular punto de vista, la obra más grande de Don “Chebo” fue el coordinar con inteligencia y prudencia todas las negociaciones para que Armería alcanzara la categoría de Municipio.

Hoy, a la distancia, podemos observar y afirmar con orgullo, que gracias a la tenacidad de nuestros mayores, en el período que comprende esta crónica, se consolidaron las bases en que se construyó el desarrollo urbano de nuestro pueblo, que junto con su potencial económico agropecuario, sirvieron de sustento para que el 26 de mayo de 1967, mediante Decreto número 119, el H. Congreso del Estado, aprobara, en sesión solemne verificada en el centro escolar “Presidente Adolfo López Mateos”, la creación del Municipio de Armería.

Finalmente, para que no se nos olvide y en testimonio de gratitud a su esfuerzo y dedicación, a continuación trataré de recordar los nombres y cargos de algunos de los servidores públicos que sirvieron al pueblo de Armería, durante el período que comprende esta colaboración:

La subdelegación de la oficina federal de hacienda se localizaba en Veracruz No. 8 y su jefe era el Sr. Moisés Hernández León, (Posteriormente fue receptor de rentas). Los jueces de paz fueron, primero, Don Eduardo Michel Michel, luego, J. Félix Torres Curiel y finalmente Leopoldo Virgen Morfin.

La oficina de telégrafos se ubicaba por la carretera nacional en Cuauhtémoc No. 8 y se encontraba a cargo de Don Luis Vázquez Morales, siempre apoyado por su leal mensajero Antonio Barba Camarena, hombre muy trabajador que alternaba su empleo con la venta de periódicos de circulación nacional y billetes de la lotería nacional. En unión de su familia, en los tiempos libres, atendía una nevería de su propiedad ubicaba entre las calles Progreso y Veracruz

El popular Porfirio Ramírez (a) “pillo”, hombre discreto y trabajador, era el cartero del pueblo y Don Ramón Estrada Raya el administrador de Correos, su oficina se localizaba en calle ejido. La delegación de tránsito estaba a cargo de Don Ramón Castañeda Ayala y funcionaba en Cuauhtémoc No. 33, casa de mi tío Emilio Pérez Alcocer.

La Receptoria de Rentas, que era una oficina dependiente de la Tesorería General del Estado, funcionaba en Yucatán No. 9 y tuvo cómo jefes a Don Adolfo Bustos Solórzano y posteriormente a Moisés Hernández León. Allí trabajaban Juanita Sánchez Mora, Silvia Ofelia Michel Ortega, María del Rosario Moreno, Jorge Méndez Ventura y José Ventura Méndez

Don Pedro Rizo Múñoz era el Jefe de estación. Sin poder precisar los cargos, ahí laboraban J. Ventura Cervantes, José Moreno, Abrahán Amézcua, Fernando Cobián Ballesteros y J. Jesús Gutiérrez.

*El autor es miembro del Consejo Estatal de la Crónica, la Asociación Colimense de Periodistas y Escritores, y la Asociación de Cronistas de Pueblos y Ciudades del Estado de Colima.

chavezmichel@colima.com
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